domingo, 5 de septiembre de 2010

METÁLICA




Desciendo.

Me agudizo.

Metálicos sonidos me perturban.

Ecos desmesuradamente abiertos

se vierten a la espina

de un caracol ardiente.


Un recóndito vértigo me asalta.

Arde la piel ,

la sangre bulle.

Ausencia de silencios me precede.

De pronto el estertor del monstruo cesa,

el gusano metálico murmura,

restalla su latido y retrocede.



A borbotones

en el túnel

la prisa abre sendero.