domingo, 5 de septiembre de 2010

GATO





A las 12 del día

- visitante insolente -

el gato abría la puerta.


Inundaban la estancia sus maullidos.

El sol era jinete en su pelambre.

La cola,
e
n
h
i
e
s
t
a,
signo de admiración entre tus piernas.

La mirada del gato

y tu mirada

sin pudor acechaban mis silencios.


Hoy enhebran mi mente los maullidos,

el sol

-chispa de risa abierta en tus pupilas-

y el giro impertinente del felino

ocupando mi sitio en tu regazo.