domingo, 5 de septiembre de 2010

DULCE AMARGOR


Siénteme
caudal de embravecido río.
Dulce amargor de vino suculento
ambrosia sin control entre las piernas.

Se despeñan las horas del silencio.
En el fondo del hueco taciturno
desgajase el temblor que me socava.

Apenas flama soy
alumbrando el sendero de tu sexo.

Tócame.
Ahora soy durazno palpitante,
lengua de fuego,
antigua somnolencia.

Bébeme
con esa sed voraz de los deseos
( pausada prisa en sístole perfecta )
movimiento sagrado de los himnos.

Envuelve mis silencios.

En el arco sublime de tu espalda
he de ser un espasmo en agonía.