domingo, 5 de septiembre de 2010

LOBO


Yo sabía que eras Lobo
y sabía la crueldad de tus entrañas.

Medí tu fuerza
un día que no había luna.

Supe que tu pelaje
también puede erizarse con caricias.

Abrí la vastedad de los augurios
claudiqué ante tus dientes afilados

Sumisa
dejé que entre mis piernas
tus instintos de fiera acontecieran
y me uní a la manada.