domingo, 5 de septiembre de 2010

ENTRAMADO



Fue tan fácil .

Destejimos los nudos que enlazaron


absurdas soledades.

Uno a uno cayeron los temores

en espasmo infinito.

Uno a uno se fueron diluyendo

-sombras de luz en el silencio amargo.


La soledad era una mancha gris,

un entramado silencioso y fijo,

mullido observador desde los muros

-ámbito inerte-

fuego precoz en la incipiente furia.


¿Qué vienes a decirme de la ausencia?

Redobló la pared su protectora sombra.


Poblaron esta cárcel los espejos,

se definió la angustia.

¿Qué vienes a contarme de las horas

que machacan veloces mis ensueños?

¿Qué vienes a decir con tu silencio,

llovizna de cristal sobre mi azogue.?

¿Qué vienes a cantar que yo no encuentre

como el coro final del miserere?

¿Qué símbolo perverso pretendes dibujar

en la cripta que acoge tu recuerdo?