Yo misma riego las semillas
trazo los surcos y guardo
en la humedad salobre
el vértigo falaz de los temores.
Yo misma siego las espigas
(La hoz es el dolor que me acongoja)
corto la mies,
le talo a un árbol
los sueños que colgaron de sus ramas.
Yo misma voy sacando las espinas
que hieren el pudor.
Yo misma soy la fosa,
el ataúd,
sepulturero ciego
y cura infausto
que recita este réquiem y arroja sobre mi
este implacable ramo de extravíos.
María Elena Espinosa M.
copyright 2010