Como aguja debajo de la lengua.
Como daga que rasga las entrañas.
Como grito engarzado en el mutismo
dueles.
Como el agua que orada la montaña
y el rayo que copula con el árbol
hieres.
Igual que un golpe
de hacha traicionera
llegas.
Abres la herida.
Y con placer perverso
lames la umbrosa sangre.
Te la bebes.
María Elena
copyright 2009